La transparencia salarial ha dejado de ser solo una cuestión legal o ética. Hoy en día es un pilar fundamental de la gestión de personas, con un impacto directo en la reputación, la retención del talento, la cultura organizativa y, sobre todo, en la sostenibilidad a largo plazo de las empresas.
La Directiva europea sobre transparencia salarial supone un avance en este sentido. La ley nacional que la transpondrá establecerá normas claras, como el derecho a la información salarial antes de la contratación, la prohibición de preguntar por el historial salarial y la obligación de corregir las disparidades injustificadas superiores al 5 %. Pero su verdadero alcance radica en el impulso hacia un cambio cultural: hacer visibles los criterios y prácticas de gestión que durante décadas han permanecido implícitos.
Este impulso cobra especial relevancia en un mercado laboral en rápida transformación. Las nuevas generaciones, más exigentes e informadas, valoran la justicia, la claridad y el propósito. Para ellas, la transparencia no es una ventaja: es una expectativa básica. Y en un contexto en el que retener el talento se ha convertido en un reto fundamental, la confianza generada a través de la igualdad salarial puede ser una ventaja estratégica.
La implementación de este cambio no está exenta de retos. En Portugal, donde el 96 % de las empresas tienen menos de 10 empleados, la informalidad sigue dominando muchos procesos de gestión. Introducir criterios claros, objetivos y neutrales para justificar las diferencias salariales exige una reorganización interna, un cambio real de mentalidad y un refuerzo de la capacitación de los líderes. A menudo implica enfrentarse a incoherencias históricas y tener el valor de corregirlas.
La transparencia no significa divulgar los salarios individuales. Significa garantizar que todos comprendan los criterios que determinan su remuneración y progresión, que dichos criterios se apliquen de manera justa y coherente, y que exista una estructura clara de reconocimiento basada en el mérito, la responsabilidad y las competencias.
Para que esto suceda, los líderes tienen un papel determinante. Son ellos quienes garantizan la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, promoviendo una cultura en la que la equidad se vive y no solo se comunica. Esta coherencia se ha convertido en un activo reputacional. En un mercado atento a la integridad corporativa, la transparencia es un factor de atracción de inversiones, clientes y talento alineado con los valores de la organización.
El futuro traerá nuevas obligaciones y un mayor escrutinio. La transposición de la directiva europea hasta 2026 supondrá mayores obligaciones para las empresas, con un impacto especial en las pequeñas y medianas empresas. Pero también abrirá la oportunidad para un nuevo modelo de liderazgo, más justo, más consciente y más alineado con los retos sociales y económicos de nuestro tiempo.
En última instancia, la transparencia salarial no es solo un requisito de cumplimiento normativo. Es una oportunidad para fortalecer las relaciones laborales, construir culturas más auténticas y organizaciones mejor preparadas para un futuro más sostenible y competitivo.



La revista Actualidad€ Economia Ibérica, con 30.000 lectores en Portugal y España, es un excelente vehículo de promoción. 